viernes, 28 de abril de 2017

Actividad 2: Los cuentos folclóricos


Antes de comenzar con el tema de los cuentos, voy a explicar lo que es el folclore.
El folclore hace referencia al conjunto de las creencias, prácticas y costumbres que son tradicionales de un pueblo o cultura. Se conoce como folclore, además, a la disciplina que estudia estas materias.
El folclore incluye los bailes, la música, las leyendas, los cuentos, las artesanías y las supersticiones de la cultura local, entre otros factores. Se trata de tradiciones compartidas por la población y que suelen transmitirse, con el paso del tiempo, de generación en generación.
El folclore en las aulas tiene muchas ventajas, como, por ejemplo, se potencia mejor la escucha activa, el léxico y la pronunciación, pero una de las cosas más importantes es que los niños se darán cuenta de que esos cuentos han pasado de generación en generación de manera oral, sin nadie que los recogiese de manera escrita hasta, por ejemplo, Perrault y los hermanos Grimm.


Estos textos son literarios y no para-literarios, que son los que les enseñan algo al niño acerca del mundo que le rodea. La utilización de estos últimos es completamente necesaria, pero hay momentos en los cuales los niños necesitan “sacar a pasear” la imaginación para recrear situaciones, experiencias, escenarios, personajes, y que ellos mismos sientan lo que es estar en la piel de otro personaje y esto se consigue con los textos literarios.

El primer cuento que he elegido ha sido "Caperucita Roja"

Resumen:
Una niña recibe de su madre el encargo de llevar una cesta a su abuela enferma que vive en el bosque, advirtiéndole que no hable con desconocidos. Pero por el camino se encuentra un lobo y se para a hablar con él, dándole detalles de lo que va a hacer. El lobo aprovecha para engañar a caperucita y llegar antes a casa de la abuelita, a quien se come, y luego ocupa su lugar para engañar a caperucita y comérsela también. Afortunadamente, un leñador que andaba por allí descubre al lobo durmiendo tras su comida, y rescata a caperucita y su abuelita rajándole la tripa al lobo. Tras este rescate, los tres comieron y bebieron de lo que había llevado Caperucita. A los días, otro lobo quería hacer lo mismo que el anterior con Caperucita, pero esta, que había aprendido la lección, ignoró por completo su charla. Este lobo nuevo, esperó en el tejado de la casa de la abuelita de Caperucita, para que cuando la niña saliera, comérsela. La abuela, que era muy lista, preparó junto a Caperucita un caldero con agua hirviendo para cocinar, y el lobo, atraído por el magnífico olor a comida, se cayó dentro y murió abrasado.

A la hora de contarlo, lo que cambiaría sería los diálogos, porque al ser tan largos, hacen que los niños pierdan el interés en la historia. También cambiaría los muchos detalles que da el leñador a la hora de matar al lobo, con los cortes en la barriga, cuando le quita la piel al lobo, que dice que se la lleva…
Las preguntas las haría a medida que avanza la historia y al final y serían como:
  •         ¿Qué creéis que va a pasar ahora?
  •         ¿Se va a salir el lobo con la suya?
  •         ¿Os ha gustado el cuento?


Este cuento lo contaría en una asamblea, cuando los niños estuvieran cansados y no les apeteciera mucho hacer nada.
A pesar de que el relato de “Caperucita Roja” está muy oído ya, nunca viene mal hacer que los niños escuchen algún cuento clásico. Así pueden contar sus experiencias y decir quién se lo ha contado y cómo se lo contado, y dónde se lo ha contado, como por ejemplo “este cuento me lo contaba mi abuela antes de dormir, pero me decía que el leñador le llenaba de piedras la barriga al lobo, así cuando iba al río a beber agua, se caía y se ahogaba.”

El segundo cuento que he elegido ha sido "La princesa y el guisante."

Este cuento lo recuerdo con mucho cariño, ya que cuando era pequeña, mi profesora de infantil nos regaló uno a cada uno de nosotros.

Resumen:

Un príncipe se quería casar, y viajó por todos los reinos en busca de una princesa, pero una princesa verdadera. Buscó por todas partes, pero a todas las princesas que se encontraba, a todas le ponía pegas, porque no eran princesas verdaderas. Una noche de tormenta llegó al palacio del príncipe una chica que decía ser princesa. Para comprobar que la muchacha decía la verdad, metieron un guisante debajo de muchos colchones y muchas mantas. Al día siguiente, cuando le preguntaron a la muchacha que qué tal había dormido, esta respondió que fatal, que había algo en el colchón que no la había dejado dormir. El príncipe se casó con ella porque solamente las princesas de verdad eran tan delicadas.
Yo haría cambios respecto a la introducción de la princesa en el cuento, ya que tiene poca repercusión en un cuento. A mi parecer, la princesa no es un personaje principal, sino más bien uno secundario, ya que solamente aparece para someterse a una prueba física y para casarse con el príncipe. Metería diálogos de y con la princesa, que dé su opinión acerca de si quiere casarse o no con el príncipe, por ejemplo.
Prescindiría de algunas expresiones como “de veras”, y utilizaría “de verdad”. Así como tampoco utilizaría “las cañas de los zapatos”, diría “se le metía el agua por los zapatos”.
El cuento es adecuado para los niños de 2-3 años, ya que es un texto breve, con pocos personajes y acaba bien, por lo cual los niños pueden seguir la historia muy fácilmente. A estas alturas, a los niños les es muy fácil tomar conciencia de ser un personaje, un carácter… Comienzan a disfrazarse y, así, representan a otra persona (una princesa, un dragón, un príncipe…)
“Vestirse con ropa de otras personas y representar su papel enseña a los niños a ponerse en el lugar de los otros. Y esto, a su vez, les ayuda a exteriorizar y a vencer sus miedos.”

Las preguntas para los niños de 2-3 años serían las siguientes:
  • -¿Os ha gustado la historia?
  • -¿Os imagináis que tenéis que dormir encima de un guisante? ¿Qué haríais si tuvierais que hacerlo? (Esta pregunta fomenta la imaginación, ya que los niños se tienen que poner en la situación de dormir encima de un guisante)


El tercer cuento que he elegido ha sido "Los duendecillos"

He elegido este cuento porque, de pequeña, me lo contaba mi madre, y ahora, de mayor, cuando lo tenía en el olvido, mi prima Alma, de cuatro años, me contó que en su colegio le contaron la historia de unos duendes que hacían zapatos por las noches en casa de un zapatero… Me pareció tan entrañable que tuve que elegí, finalmente, este cuento.

Resumen:

Había un zapatero que cada vez era más pobre, y una noche, antes de irse a acostar, cortó los dos últimos trozos de cuero que le quedaban para, a la mañana siguiente, confeccionar unos zapatos. Al día siguiente, cuando el zapatero se dispuso a confeccionar los zapatos, ya estaban hechos, y estaban tan bien hechos que se los compraron por más dinero de lo que costaban. El zapatero compró más cuero, y el proceso se fue repitiendo varios días más, hasta que el zapatero se hizo casi rico. Un día, el zapatero le dijo a su mujer que se quedarían despiertos hasta averiguar quién confeccionaba los zapatos, y así lo hicieron. Para su sorpresa, se dieron cuenta que eran dos duendecillos desnudos quienes hacían los zapatos, y la mujer del zapatero, en agradecimiento, les confeccionó ropa para que se vistieran, y a partir de esa noche, no volvieron a aparecer los duendecillos por casa del zapatero.
Pienso que este cuento es perfecto para niños del primero de infantil (3-4 años), ya que es un relato que tiene toques de humor, para que los niños se rían y se lo pasen bien.
Yo no cambiaría nada de este cuento, ya que tiene una estructura simple, para que los niños lo puedan seguir perfectamente y sin ningún tipo de problema.

Preguntas:
  • -         ¿Creéis que el zapatero y su mujer se portaron bien con los duendes?
  • -         ¿Los duendes hicieron bien en irse una vez que tuvieron ropa?
  • -         ¿Creéis que los duendes fueron buenos con el zapatero?


Yo contaría este cuento en una asamblea antes de que cada niño se fuera a su casa, como momento de relajación y risas.

Conclusiones: 

Este trabajo me pareció, al principio, algo difícil de elaborar, ya que la mayoría de las maestras estamos acostumbradas a “edulcorar” algunos cuentos, hasta tal punto que no se ciñen a lo que dice el relato. Ahora, al elaborar el trabajo, me he dado cuenta de que es necesario cambiar o retocar algunas partes de los relatos, ya que pueden contener descripciones muy explicitas sobre algún tema que a los niños les dé miedo, o sea demasiado complicado para ellos. También me ha resultado esta actividad una vuelta al pasado, recordando los cuentos folclóricos de mi infancia y cómo y cuándo me los contaban.

Bibliografía:


3 comentarios:

  1. Buenas tardes, Paloma.

    En primer lugar, me gustaría destacar que me han gustado mucho los cuentos que has seleccionado, principalmente porque tienes razón, y tal y como mencionas en el comentario de “Caperucita roja”, a pesar de que son cuentos que seguramente ya hayan oído y se los hayan contado, nunca está mal repetirlos en clase desde un enfoque completamente diferente.

    A partir de ahí me gustaría comentarte unas pequeñas cuestiones. Para empezar, en el comentario de “Caperucita” creo que deberías hacer una referencia a la edad en la que contarías el cuento, dado que no se especifica. Pues como tú bien dices, habría que modificar bastantes cosas explícitas si la edad de los niños es más reducida, pero en cambio, si ya cuentan con cinco o seis años, el detalle de que el cazador se lleve al lobo, por ejemplo, tampoco creo que les asuste o que les llame en demasía la atención. Por el contrario, las preguntas que has seleccionado y el sentido que le has dado al texto me ha parecido bastante correcto.

    Comentarte, además, desde mi punto de vista, que las preguntas que has realizado en el comentario de “los duendecillos” inducen demasiado las respuestas de los niños. No considero que estén mal, sino que tal vez, no estén correctamente formuladas. En vez de preguntar, por ejemplo “¿Creéis que los duendes fueron buenos con el zapatero?” Lo cual podría hacer que los niños respondieran que no inmediatamente, yo habría elegido algo así “¿Qué os parece el comportamiento de los duendes?; o ¿Qué os parece lo que hacen los duendes?” Espero haberme explicado bien.

    Para finalizar, decirte que estoy completamente convencida de que podrás arreglar estos pequeños detalles, en el caso de que consideres que así debe ser.
    Ha sido un placer leer tu entrada.

    Un saludo.

    Rebeca.

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